Nuevas miradas para nombrar la vida en movimiento.
jueves, 6 de diciembre de 2007
Un pequeño break para comentar. El vértice que une estos dos temas es la canción Sobredosis de TV de Soda Stereo. Pensada para incitar la reflexión sobre la relación de las personas con la televisión [dependencia/adicción] a través de la metáfora de una mujer. Relación con matices automatizados que demarca la presencia de las NTI en nuestros esparcimientos cotidianos.
Así pues, representa una fuerte característica por la que la primera generación, integramente formada por la TV, fue estructurada. Con destellos de la tan nombrada posmodernidad como brecha de flujo expresivo para desatarse del contexto [argentino-latinoamericano] pasado inmediato.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
I
Los discursos de los últimos tiempos, en su mayoría, se han depositado en las capacidades de los sujetos. Lo anterior, producto de victorias y avances que durante el siglo XX hemos podido registrar, así como de un viraje en la mirada hacia la realidad social elaborado desde los espacios académicos.
Los medios de comunicación nos acompañaron en el proceso de forjar nuestras sociedades modernas, fueron los instrumentos que modificaron la percepción a la hora de contemplar el entorno. Poco a poco se adentraron en nuestras vidas: asombrándonos, desgastándonos, irritándonos, cobijándonos. etc. Se revelaron con su impronta sociocultural como consecuencia inevitable en el entretejido social (sujetos-medios)
El cruce de un empoderamiento y del desarrollo de los medios nos hizo aún más complejo el panorama; las luchas por el poder siguieron revelandose de manera potente. Ante una realidad donde los medios se someten a intereses fácticos las alternativas deben de nacer de otros rincones. Esa es nuestra tarea.
Hablamos de sujetos que conforman la vida de lo social, a quienes se les conceptualiza como ciudadanía. El reto es pensar la operativización de sus recursos en relación a los medios electrónicos en respuesta a lo que otros hacen con ellos. El caso mexicano (proceso electoral del 2006) es un buen lente para reflexionarlo.
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lunes, 26 de noviembre de 2007
martes, 28 de agosto de 2007
Son interminables los pasos que damos mientras recorremos y vivimos la ciudad, nuestro marco visual nos pone al tanto de la realidad, mientras que el movimiento nos enseña que podemos encontrar la armonía entre nuestros pasos y el mundo. Dos ritmos: afuera y adentro.
Los cambios de la vida contemporánea nos llevan a contemplar paisajes que obligan al recurso de la nostalgia. La ruptura es simbólica, en tanto que materialmente afrontamos la encrucijada de las nuevas ecologías de la tecnología. Primero, nos basta con saber que la ciudad está ahí si la caminamos [con el lenguaje en mano para no perdernos]; segundo, pensamos el imaginario en movimiento como cosa aparte. Sin embargo, estar y vivir el espacio público nos remite al encuentro de esos dos momentos: los ritmos que emergen para configurar el entorno.
Percibir y reflexionar la ciudad es delimitar el espacio en la mente. Los caminos son diversos si pensamos horizontalmente. En dichos senderos los sujetos evidencian su reflexividad mediante figuras de barro que se re-definen poco a poco. El espacio, articulado y pensado así resulta interesante: relaciones sujeto-sujeto, sujeto-máquina, sujeto-máquina-sociedad.
A mi entender, la clave de pensar la ciudad consiste en reconocer las relaciones entre prácticas, entorno y sujetos. Es la entrada a la diversidad cultural. Las apropiaciones y los recorridos citadinos son producto de semiosis [de relaciones de poder/negociaciones], pero también de simbiosis.
lunes, 27 de agosto de 2007
Manuel Avalos
El problema actual al momento de hablar de globalización reside en la situación de que tratamos con un campo en el que los conceptos básicos de definición utilizados son “conceptos trampas” (Mattelart, 2003), es decir, trabajamos analítica y reflexivamente bajo los influjos de un tópico que ha generado sus bases y raíces conceptuales, empezando por el propio concepto de globalización, a partir de un campo que promueve sus cimientos desde su cúpula gerencial que exporta dichas concepciones a la vida social bajo una lógica meramente económica.
Los conceptos que hoy utilizamos para nombrar al mundo provienen del campo económico, por ser éste el que dicta las pautas de las dinámicas sociales actuales; son las nociones dadas por la cosmovisión del sector empresarial las que nos llevan de la mano hacia una comprensión dirigida en el esfuerzo de análisis de la situación del mundo.
Un ejemplo claro es lo que ocurre con las lenguas latinas que manejan casi como sinónimos los conceptos de globalización y mundialización. En su origen, el término de mundialización se limita a referirse a la dimensión geográfica del proceso de cambios estructurantes; el de globalización, por su parte, hace referencia a una idea holística que connota una noción de organización de las actividades económicas –en primer lugar-, políticas, sociales y culturales mundiales, así como de sus actores, a partir del recurso tecnológico (Mattelart, 2003). Es así como encontramos un ejemplo de distorsión o desvío de dos conceptos originalmente distintos en una aplicación orientada principalmente por quienes la han creado, alimentado y transmitido.
Lo anterior es un problema serio, pues nombrar mal las cosas puede ser de inicio una forma de reconocimiento distante de la realidad, y la consecuencia radica en que así será difícil entender en un sentido más amplio lo que se pretende con la definición de dichos conceptos. Nuestra tarea es hacer crítica de las palabras o conceptos que nombran a nuestro mundo hoy para poder identificar el lugar desde donde hablan sus creadores y operadores para acercarnos de mejor forma a los conceptos que intentan describir desde adentro el fenómeno de la globalización (Mattelart, 2003).
Nos encontramos en el entramado que la gerencia global y el campo de la reflexión a partir de bases académicas instauran para generar comprensión, donde lo esencial es recuperar la visión crítica para formar mejores criterios que nos permitan reconocer de mejor forma nuestro entorno.
Es momento de reconocer un primer diálogo que se da a partir de la advertencia de Armand Mattelart y la visión de Octavio Ianni (1998) en función de la recuperación de una visión crítica del análisis y reflexión de la globalización. El insumo de Ianni va más allá del cuestionamiento teórico-conceptual y se instala como un lente por el cual podemos ubicar a la globalización desde una perspectiva que señala sus rasgos y características sobre una encrucijada que envuelve los ejes fundamentales del campo de lo político: discurso, ideología y poder (Gutiérrez, 2000).
Recordemos que el discurso político es una posibilidad de reubicar la dimensión crítica dentro de la investigación social, es la conexión de lo ideológico y de la discursividad para generar una reconstrucción de la realidad (Gutiérrez, 2000). En el trabajo de Ianni, en cuanto a la forma, el lenguaje se constituye como portador de contenido político y no solamente como mera herramienta para expresar una idea sobre un fenómeno cualesquiera. Si bien, el discurso nos aproxima a la relación entre el lenguaje, la ideología y el poder, es ahora el lenguaje el que nos ayuda a materializar a la ideología y no solo eso, sino que es también la posibilidad de reconocer al poder como parte de una estructura social donde las relaciones entre individuos e instituciones pueden ser explicadas. En base a lo anterior, tenemos el ejemplo de la teoría de la Estructuración de la sociedad de Anthony Giddens quien plantea una interpretación de la realidad a partir de una triada que se gesta en función de relaciones entre sus elementos: agente, estructura y medio (Jensen, 2001).
La recuperación de la reflexión crítica, a partir de los esfuerzos de Mattelart y Ianni, aparece en función del reconocimiento del fenómeno globalización como una ideología más que como un hecho, pensamiento que se difunde como una única opción para la reconstrucción del mundo (Mattelart, 2003).
Un análisis del discurso crítico es el instrumento de primera mano, que tanto Mattelart como Ianni, utilizan para generar una visión crítica para enfrentar a la globalización en base a la articulación de argumentos serios y fuertes que plantean una reflexión primaria que orientan nuestro análisis antes de adentrarnos en los conceptos que definen nuestro tópicos de manera sustancial. Es pues, un primer reconocimiento que nos coloca en la antesala de un trabajo de análisis y reflexión que trae consigo destellos y carga de luchas por imponer normas y reglas para generar una interpretación sin mayor espacio para el cuestionamiento, es decir, observamos a quienes luchan desde el sector gerencial por propagar conceptos e ideas, por una parte, en contraposición de los portadores del ejercicio crítico de la interpretación de la realidad.
Por otra parte, encontramos la definición de globalización a partir del énfasis de las consecuencias de los cambios estructurantes que ésta produce, me refiero a la atención focal que se presta al entendimiento de este fenómeno como un hecho y como ideología, donde la atención se basa sustancialmente en las consecuencias culturales de los cambios en las dinámicas sociales. Un concepto funcional para nuestro análisis es el que considera a la globalización como un cambio estructural en la vida de la sociedad, donde se dan cambios de fondo y forma en las esferas políticas, económicas y sociales (De María, 2003), que simultáneamente configuran nuevas concepciones y prácticas culturales. Es la esfera de lo económico la que dicta las pautas de los flujos de producción simbólica, de alguna manera la globalización se instaura bajo y sobre el modelo neoliberal que le permite crear nuevas dinámicas sociales en función del libre intercambio simbólico, dando especial importancia a la cuestión del libre mercado. Lo anterior influye de manera directa y sustancial a la producción simbólica desde cualquier lugar debido a que se ha experimentado una transición que genera una movilidad distinta de los productos simbólicos a escala planetaria.
Existe un especie de globalización financiera, hoy en día ésta es una metáfora utilizada para hacer referencia al mundo en que vivimos (Mattelart, 2003). Este torrente de los intercambios y flujos materiales e inmateriales económicos genera la relevancia de otros actores de la escena pública, las empresas y corporativos transnacionales, mismas que determinan en espacios, cada vez menos reconocibles, el ritmo del flujo económico y a consecuencia infieren en la producción social simbólica. Aquí y ahora, el Estado-nación se aleja definitivamente de la concepción del estado de bienestar y se dirige a reconocerse como instrumento de gestión de las dinámicas internas de los gobiernos (Giddens, 1998).
Podemos concluir que el concepto de globalización nace en un nivel financiero y posteriormente se extiende hacia la pretensión de abarcar y recubrir la totalidad del proceso de integración mundial en los terrenos políticos, sociales y culturales (Mattelart, 2003) con la finalidad de legitimarse como el único rumbo del actuar humano. La lectura que hagamos de dicha pretensión debe ser muy cuidadosa en su construcción debido a que debemos hacer crítica que se sustente en una sistematización de argumentos sólidos y válidos que nos permitan ir más allá de la mera denuncia para aproximarnos a la generación de conocimiento y plantear opiniones desde la esfera del trabajo sustentable y fidedigno mediante posturas mediadas por el análisis y la reflexión.
* Este es el apartado uno del artículo titulado Globalización: En la cotidianidad del pensamiento global y el andar local. Aventuras teóricas y desafíos en diálogo permanente. Trabajo ganador del primer certamen de ensayo del CIC-Múseo UABC (2006) y publicado en Revista Universitaria de la UABC.
Referencias bibliográficas
-De María y Campos, M. (2001). Globalización y desarrollo desigual internacional: su impacto en la cohesión social en México. En M. De María y Campos, & G. Sánchez (Eds.), ¿Estamos Unidos Mexicanos? Los límites de la cohesión social en México (pp. 81-114). México: Ed. Planeta Mexicana.
-Giddens, A. 1998. La tercera vía. Madrid: Ed. Taurus.
-Gutiérrez Vidrio, S. 2000. El discurso político. Reflexiones teórico-metodológicas. México: UAM-Xochimilco.
-Ianni, Octavio. 1998. La sociedad global, Siglo XIX.
-Jensen, K. B. (2001). Modelos comunicantes: la importancia de los modelos para la investigación sobre los mundos de la Internet. Comunicación y Sociedad, 40, 65-104.
-Mattelart, A. 2003, enero-abril. Entrevista a Armand Mattelard: Intelectuales, comunicación y cultura: entre la gerencia global y la recuperación de la crítica. Revista de Economía Política de las Tecnologías de la Información y Comunicación, 1 (5), 12-33. Recuperado de http://www.eptic.com.br/mattelart.pdf
Hoy Michael Piore, investigador del MIT dedicado a teorizar sobre los mercados laborales desde la perspectiva de la sociología economicista y principal referente teórico de los investigadores del COLEF dentro del Departamento de Estudios Sociales (DES), utilizó la metáfora del lenguaje para hablar de la economía mexicana en la relación global/local.
Bajo la premisa de que "cada país debe establecer su lugar/rol en el mercado global" a través de una lógica de campo capaz de estructurar a las economías nacionales en función de una lectura de las comunidades de prácticas [concepto clave para el autor] es que la palabra lenguaje toma importancia.
La imagen es la siguiente: un sistema de lenguaje mundial se mueve más allá de las fronteras mexicanas, mientras que diasporas regionales actuan de manera local mediante sus propios lenguajes. Según Priore, la clave es ajustar las diasporas al lenguaje global mediante la movilización de la lógica de estructuración de las comunidades de prácticas a los espacios mexicanos.
Acá debemos identificar tres cosas: 1) Es necesario pensar las dinámicas económicas en función de campos estructuradores de las jerarquías mundiales; 2) el papel de la interacción, y el producto de los roces en las comunidades de prácticas como acceso a los lenguajes globales, y 3) etender la palabra lenguaje en términos de comunicación/interpretación/acción para construir los escenarios pertinentes.
¿Pero no hay una contradicción en la misma premisa, sí en la versión mexicana gubernamental y de empresarios no identificamos una impronta que tenga que ver con la flexibidad/reflexibidad en las jerarquías que los sostienen?, ¿el ejemplo de 1994 [TLC] nos brinda esa posibilidad?
En estos términos, ¿la mejor forma en que México puede tener manejo de su propio destino es inscribirse al orden económico mundial encabezado por los E.U.A?, ¿el modelo de maquila es el ideal?, ¿dónde queda lo que tenemos que darle al mundo?, ¿qué tanto se parece la posibilidad de América Latina a esta?
Sin duda, la anterior es una buena lectura de las dinámicas y de los imaginarios locales y regionales en su relación con lo global, pero dudo mucho que la realidad mexicana [y de la frontera norte] tenga idea de la aplicación de modelos de esta naturaleza que promueven desde la perspectiva sistémica relaciones de este tipo.
Re-pensemos la importancia de la operativización de los modelos, ¿ese es un lenguaje conocido en México?
lunes, 20 de agosto de 2007
Al momento, podemos hacer el recuento de las apariciones de medios (imprenta, radio, televisión, computadoras, celulares, ipods, etc.) que han emergido en el mapa. Tecnología que lleva la conectividad a escala global. La imprenta, la radio y la televisión son medios conformadores de lectores y audiencias. Las computadoras, los celulares y los ipods son nuevos medios estructuradores de nuevos sujetos.
En la lógica de los new media, así como en la radio y la televisión, el ritmo es electrónico. La diferencia radica en la forma en que los sujetos interactuan con y a través de los medios. Las audiencias con empoderamiento para elegir ver/escuchar según sus intereses; los sujetos de la red móvil e Internet con capacidad de re-configurar el mensaje. La clave está en la posibilidad de crear (publicar, diseñar, comunicar).
En palabras de Lev Manovich, los sujetos de los nuevos medios utilizan un mismo lenguaje pero a través de nuevas técnicas (el diseño gráfico en Adobe Photoshop). El 0001 es de naturaleza distinta a las configuraciones de habla que por medio de nuestra estructura corporal podemos articular, sin embargo, hacemos representaciones de un mismo lenguaje mediante la metáfora (Apple, en los ochentas con la metáfora del desktop en un ordenador) hecha realidad en la tecnología.
Lo que sí a cambiado son los recursos para la significación (el dar sentido al mundo). El contexo nos ofrece nuevos escenarios, tecnología y sujetos en el mismo entretejido social; lo cognitivo se readapta para crear el sentido, la percepción se metamorfea a cada instante con todos y cada uno de los signos que la forman. La mirada con la cual nos adentramos en el universo simbólico es distinta, al menos se matiza con ojo/oído/boca/tacto/olfato tocados por el entorno tecnológico. El proceso parece ser el mismo, el granulado de la significación se ha recargado con las consecuencias de las nuevas interaciones individuo-computadora-sociedad. La reflexividad de cada sujeto se permea de interacciones inter-intra-supra tecnologizadas. Semiosis.
Es indispensable tener en cuenta la necesidad de ser reflexivos en nuestras relaciones con los nuevos medios. El reconocimiento del lugar desde donde hablamos es necesario para no caer en interpretaciones débiles. Las relaciones de poder no han desaparecido, lo que ha pasado es que el individuo tiene una ventana donde hacer click constituye una posibilidad para hacer más ancho el mundo, donde la diversidad tenga espacio (caso EZLN y su proyección a través de Internet). La ecología de los new media nos llama a estar muy atentos para ser configuradores plenos del mundo en movimiento.
Ver:
- Galindo, Jesús. 2006. Cibercultura, CONACULTA.
- González, Jorge. 2003. Culturas y ciberculturas. Incursiones no lineales entre complejidad y comunicación, UIA.
- Jensen, Klaus Bruhn. 1997. The social semiotic of mass communication, Canadian Journal of Communication, Vol. 22, Num. 1.
- Manovich, Lev. 2005. El lenguaje de los nuevos medios, Paidós.
- Scolari, Carlos. 2004. Hacer click. Hacia una sociosemiótica de las interacciones digitales, GEDISA.
viernes, 10 de agosto de 2007
¿Hacia dónde nos llevan procesos electorales bajo el modelo 2006 (México) y 2007 (B.C.), donde la impugnación es utilizada ahora como estrategia política y no como recurso? ¿Cómo reconocer la legitimidad de una impugnación? ¿Cómo consolidar una verdadera democracia cuando los actores no fomentan el respeto a la diversidad? ¿Qué elementos debe constituir una propuesta política de gobierno? ¿Dónde colocar la confianza?
Sin duda, las preguntas anteriores deben ser parte de la agenda pública y privada de la sociedad. Sin ellas hemos aprendido de las certezas que nos ofrecen las caídas (1910, 1988, 1994 y 2006), con ellas podremos construir nuevos caminos.
Claro está, no depende de colores: azul-pacífico/amarillo-violento/rojo-autoritarismo (advertimos que a veces el amarillo se convierte en rojo, y viceversa, dando como resultado que todos como oposición ante los ojos del poderoso (azulado, con tonos verdes y magisteriales) son iguales, "peligrosos para México"). Se trata de crecer en el diálogo y construir nuevos tipos de sociedades: reflexivas, respetuosas, participativas, horizontales, anchas, críticas, etc.
Nota: las relaciones de contrarios en los colores no son elaboraciones personales, son tomadas de los discursos en campaña (Calderón, 2006; Osuna y Ramos 2007). En este espacio creemos que es necesario ir más allá del bien y del mal, y no basar la acción anulando la posibilidad de reflexión mediante dicotomías absolutas. No menciono lo referente al lugar donde es posible poner el destino de los hijos (Osuna, 2007) porque ni siquiera esa es una responsabalidad pública en términos reales, es una falsa disyuntiva.
martes, 22 de mayo de 2007
Avatares llenos de color y de vida, proyeccón de imágenes que no tienen nada más que bytes en aumento. De nuevo, formas simbólicas elaboradas a partir de nuevas técnicas y esfuerzos electrónicos provenientes de los mismos lenguajes.
El juego de la representación en la red adquiere dimensiones distintas a las enumeradas en la materialidad de los sudores y recorridos cotidianos. Propone una liberación de las palabras y los deseos, planea encuentros bajo parámetros simétricos construidos por ordenadores y promovidos cada vez en menor medida por anhelos de cuerpo, de vida. Ahora dónde encontramos nuestra mente, desde dónde deseamos... según McLuhan, nos extendimos en las nuevas máquinas (aquello que llamamos hardware y software). El futuro hace rato que nos alcanzó.
jueves, 26 de abril de 2007
Aún sin comprender el lenguaje de los ceros y unos, intentamos apropiarnos de los recursos tecnológicos para desear, imaginar, crecer y morir. Dominar la trascendencia en el tiempo hoy no es cuestión de la ficción sino realidad, la lucha es por minimizar los rasgos corporales de la presencia, al momento tenemos parte de nuestra memoria en objetos externos [retrospectiva: desde el lenguaje hasta el cortejo, pasando por la fe en lo divino]. El escenario pudo ser editado desde que las conversaciones telefónicas sometieron al espacio con el tiempo, menos distancia. Después, el desarrollo vino grande y nos deslumbró cuando encerramos nuestra imágen en fragmentos de cinta, hicimos ruptura en espacio y tiempo, dislocamos la relación con el contexto para nunca más volver.
jueves, 29 de marzo de 2007
Todo lo nombrado es lenguaje. Al paso del tiempo descorporalizamos e institucionalizamos el saber, el conocimiento con íntima relación con los sujetos, pero afuera; trascendemos en el tiempo.
Cuatro ojos intercambiaban miradas, ahí un poco de intimidad, percepción y comunicación. Armando colectividades con figuras de poder en la experiencia, lo añejo. Después vino el respeto y admiración por la belleza, en el arte el dominio se fortaleció; sólo algunos pares de ojos contemplando lienzos con aura. Poco a poco, la reproducción en nuevos medios modificó esas miradas, se desató el sometimiento masivo con engaño libertario. Ahora, miles de ojos construyen miradas, para otros que miran. Ida y vuelta, simulación corporal en lo virtual. La figura de poder tembló...
La clave está en pensar la adaptación, jóvenes con un amplio contexto de posibilidades, nuevas interacciones cara a cara a través de nuevos escenarios.
jueves, 22 de marzo de 2007
Ojos y oidos, percibo. Mente, lo simbólico. Pensamos los abstractos, vinieron las letras, no hace mucho aparecieron las imágenes y ahora el vértigo de la configuración de éstas en nuevos mundos e interfases. Unas miradas para saborear lo volátil del entorno.
Tu y él no interactuan igual, ellos y nosotros no somos los mismos, aquéllos son pasado. Yo no me reconozco asímismo como lo hacía hace algunos años. La relación humano-humano siempre en movimiento ha desplazado parámetros y normas de pensamiento; la relación humano-máquina ha revolucionado lo cognitivo, lo perceptual, lo simbólico, etc.
Proyecto en Escuela de Humanidades
Charla titulada:
viernes, 16 de marzo de 2007
Un primer paso está dado. La presentación de la propuesta general de Colectividades ha sido enunciada, la base está iniciando su proceso de cimentación y cada quien aclara en mente que posición tomar. La clave es percibir que dentro del colectivo todos podemos ser constructores y receptores; pensemos la metáfora del texto, donde la posibilidad es leer pero también escribir.
Parece configurarse la alternativa ante lo fijo y estable de lo institucional, el movimiento aprovechado.
lunes, 12 de marzo de 2007
Política y Comunicación
Hacia una cohesión social: Ciudadanías de la incertidumbre,
democracia y políticas públicas
Juan Manuel Avalos González
Palabras clave: Ciudadanía, Democracia, Espacio público, Comunicación y Política.
El presente ensayo es un intento de reflexión respecto al tema de las ciudadanías en tiempos de incertidumbre política y social. La importancia de la construcción de ciudadanías para llevar a cabo una vida democrática que permita (re)configurar las políticas publicas del Estado-nación para aproximarnos a una cohesión social en tiempos de incertidumbre política es vital en el análisis académico del área de las ciencias sociales, en particular, dentro del pensamiento político contemporáneo.
Con el propósito de realizar una reflexión respecto a la injerencia de las transformaciones globales en la vida pública y en la generación de políticas pertinentes para desarrollar una vida democrática, resulta de gran necesidad generar un análisis del papel de las ciudadanías como base motora para promover la construcción de una cohesión social a partir de modelos políticos y programas de comunicación que soporten el regreso de la sociedad al espacio público, además de nuevas concepciones de teoría política que busque aplicarse de la mejor forma en el panorama social. En particular, trabajaremos reflexiones respecto al entorno del Estado mexicano contemporáneo.
El papel del Estado-nación, entendido como institución social articuladora de la vida pública, ha perdido fuerza en marcar la pauta de las dinámicas sociales al interior de su territorio pues se ha visto afectado por los cambios globales de los últimos treinta años. Su ineficacia se traduce en la poca sustentabilidad que el orden institucional le imprime a los proyectos de la vida pública, particularmente el de la democracia. Así, nos encontramos con la importante necesidad de generar alternativas que liberen a las instituciones públicas de toda la presión del quehacer social, es decir, buscar programas públicos que permitan la intervención de la sociedad en la construcción de una cohesión social que nos posicione en la ruta de una mejor vida de lo público y lo privado, de lo social.
I. Concebir al Estado en tiempos globales
La globalización se entiende como un proceso que (re)configura las estructuras de la vida social, instalando éste en la esfera de lo económico su base motora para la generación de un mercantilismo con libertades sin precedentes (Giddens, 1998). Dicho fenómeno dentro de lo económico somente a las esferas de lo político, social y cultural a un determinismo nuevo en la historia de la humanidad.
Hay un elemento que se instaura como el nuevo articulador de la dinámica global, nos referimos a los conglomerados transnacionales que se imponen al viejo sistema-mundo[1] de los Estados-nación. Para este novedoso fenómeno no hay otra alternativa, y todos los gobiernos deben someterse a sus exigencias (Wallerstein, 2005) de tal manera que si es una condición inevitable lo mejor es en pensar estrategias para una mejor andanza dentro del torrente globalizador.
Entonces el papel del Estado-nación se vuelve fundamental, es pieza central dentro de la reflexión debido a que más que estar condenado a desaparecer, se presenta como un elemento que experimenta una metamorfosis en su condición medular. Los cambios globales generan y propician reacomodos locales, en donde el papel del Estado-nación sigue siendo principal, sobre todo porque es la principal mediación entre dichos cambios globales y los individuos constitutivos de lo social. Acá, la clave se reconoce como la ambivalencia que el proceso de sometimiento aplica al Estado-nación pero que este a la vez (re)aplica a los individuos, es decir, hablamos de una doble marginalidad en la dinámica de la vida social.
Así, el Estado-nación se ilumina de una nueva condición en la que sigue como articulador de la vida social, bajo un nuevo lugar entre la tensión de los fenómenos estructurantes globales y los entornos locales. El desafió para los gobiernos nacionales se postra ahora en (re)incorporar y crear estrategias que le permita abatir las necesidades sociales en tiempos de desterritorialización y difuminación del lugar donde se toman las desiciones que generan los cambios estructurantes de la realidad. Ahora bien, los elementos a considerar dentro de la nueva dinámica de la vida social son: primero, el tema de las transnacionales y la relación de los gobiernos nacionales con ellas; segundo, el mismo Estado-nación que experimenta nuevas pieles en contraposición a las afirmaciones de algunos teóricos; tercero, el papel de los individuos en el esquema global-local y la necesidad de configurar ciudadanías en los tiempos de incertidumbre propiciados por los detonantes del proceso globalizador y los resultados que este tiene en el sistema-mundo y, finalmente, lo relacionado al tema de la política y la comunicación dentro del nuevo engranaje de la maquinaria articuladora de lo social.
II. Viraje hacia el sujeto, posibilidad de nuevas formas de organización
En su momento, las ciencias sociales se abrieron a concebir al sujeto en sus múltiples dimensiones de lo social, dentro de un contexto mayoritariamente ocupado por teorías pertenecientes al estructuralismo y al marxismo, que entendían la relación de estructura e individuo como una forma de hegemonía (Mattelart/Neveu, 2002) que determinaba (in)concientemente el andar de los sujetos.
Dicha supuesta superación se enmarcó dentro de una reflexión que las ciencias sociales, a finales de los setentas, formulaban para fortalecer el entendimiento de la vida social pero sin la consideración de un nuevo papel de los gobiernos nacionales que vivían un clima de estabilidad en su rol de articulador de lo social. En la actualidad, vemos que dicho cambio en la manera de entender al sujeto sirvió hasta el momento en que sucedieron los cambios estructurales del proceso de la globalización. De tal manera, que hoy en día, las ciencias sociales y políticas se encuentran ante un nuevo paradigma, el de comprender al sujeto dentro del nuevo escenario mundial que se encuentra en constante movimiento.
La nueva mirada para comprender al sujeto esta plagada de fuertes posibilidades de estructurar lo que aparentemente estructura, o sea, estamos ante la oportunidad de (re)conocer una relación de poder en doble vía, de ida y vuelta, la de las nuevas ciudadanías.
Es (*) Meyer quien advierte que la única forma de vivir una democracia plena es contando con una sociedad civil organizada, la anterior premisa coincide con el proyecto propuesto por Chantal Mouffe[2], quien teoriza sobre la necesidad de contar con una ciudadanía democrática radical[3], que contenga en sus posibilidades de acción una nueva manera de relación ante los gobiernos nacionales. El modelo anterior se nutriría de sujetos reconocidos como individuos que tienen derechos y que pueden existir dentro de una concreta comunidad política y/o de la idea de que la identidad del ser humano se constituye en el seno de una comunidad de lenguajes, significados y sentidos propios de lo político (Mouffe, 1999) y en relación con los Estados-nación.
Es necesario generar en las futuras ciudadanías un bagaje simbólico que le permita construir imaginarios sociales[4] y nuevas formas y parámetros de conductas que propicien la idea de bien común. Concebir un ideal común en donde participen tanto gobierno como individuo mediante de una nueva dinámica ejercida por la estructura político/económica y la nueva forma de ciudadanía. Esta nueva forma de relación encontrara inevitablemente antagonismos y formas de poder (Mouffe, 1999), que se someterán a una constante lucha entre sus elementos, donde el principal distintivo será el sentido democrático.
Es así como pensamos la nueva dinámica de lo social, con un modelo que toma en cuenta el papel del individuo como agente social[5] y como miembro de una colectividad propia del nuevo sistema mundo al que debemos apostar por construir. Un nuevo sujeto que a su alcance tiene la capacidad de selección ante los bienes simbólicos y la toma de decisión en el espectro de la dinámica global/local. Si bien es cierto, dentro de las concepciones culturales al sujeto se le reconoce como un agente activo que utiliza una forma de apropiación localizada[6] dentro del mar de posibilidades de acción pero en el proceso de construcción simbólica cultural. Claro que la cultura y su cuerpo simbólico son parte del manto que cubre todos los espacios de la vida social pero estos al momento no han sido traducidos en políticas públicas que posibiliten las nuevas formas de construcción de la realidad, o al menos, las nuevas maneras de acción individual dentro de colectividades que regulan la dinámica global/local.
III. Política y comunicación, la centralidad de la modernidad y los nuevos tiempos
Durante la modernidad hay dos elementos que podemos considerar como constantes desde su creación hasta su esfuerzo de sobrevivencia: lo político y lo comunicacional. El primero, como clave de la organización de la vida pública y privada, el segundo, como condición innata de la vida social. En relación a este último elemento, tenemos la consideración de la presencia de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión e Internet) que han acompañado cada instante de la conformación del tiempo de la modernidad (Thompson, 1998). Incluso, los medios de comunicación en cualquiera de sus formas, han sido elementos propiciadores de la globalización (Appadurai, 2001) y de los cambios en la manera en que comprendemos la vida contemporánea.
Las nuevas relaciones entre los gobiernos nacionales y los sujetos sociales pertenecientes a las deseadas nuevas formas de ciudadanías obligan a pensar la necesidad de desarrollar programas que consideren el tema de los medios de comunicación y la acción comunicativa dentro de la política. Los planes y/o modelos de los Estados-nación para abordar el tema de la relación con los sujetos que representan deben construirse a partir de una matriz en donde confluyan las nociones al momento reflexionadas, es decir, deben de contener bases teóricas que consoliden una nueva manera de entender la relación entre los elementos participantes, así como una metodología que contenga estrategias para hacer partícipes a los sujetos de sus responsabilidades dentro del nuevo esquema participativo de ciudadanías democráticas radicales.
Planes de comunicación que sean el cimiento de la nueva forma de constitución de la sociedad, donde los actores políticos y civiles se comprometan a un trabajo de colaboración. Así, la necesidad apunta a la creación de instrumentos de acción gubernamental y ciudadana para (re)orientar el rumbo de las ideas, las prácticas culturales y ciudadanas, además de las económicas. Dicho nuevo ordenamiento fortalecería al sujeto, que tendría elementos suficientes para regresar al espacio público que hace tiempo dejó de ser su nicho de construcción de lo social. El lugar donde los individuos miembros de las naciones, actuando desde sus localiza construirían nuevos esquemas de interacción entre ellos, donde los gobiernos nacionales se reconocerían como elementos de interpelación.
Afirmamos que el Estado-nación más que debilitarse se fortalece de la colaboración de las nuevas ciudadanías, en sentido hipotético al momento, pero en vías de desarrollo, el planteamiento anterior versa en un mar de posibilidades que se articulan en la posibilidad de generar una vida mas justa, dentro de la burbuja democrática ideal. Los gobiernos nacionales, si logran vislumbrar los vectores emergentes de la teoría política posmarxista y los conceptos de la teoría sociológica contemporánea, lograrán fortalecer su base de acción y movilización de lo social, o sea, la movilización y compartimiento de las problemáticas de lo social lo centraría en su labor de gestor pero también de articulador y creador de nuevas posibilidades de los nosotros en la esfera publica. La esfera publica seria el lugar del nosotros, del sujeto que percibe al otro como semejante, pero también como constructor de la realidad dentro de la lucha con los contrarios que se posicionan en distintos lugares ideológicos, más allá de la izquierda y la derecha, es buscar una nueva formula flexible de construcción de lo político, económico y social.
IV. Notas y reflexiones sobre el Estado mexicano
Hablar del Estado mexicano en tiempos de incertidumbre política determinada por el proceso de la globalización es pensar en las décadas de los años ochentas y noventas. La llegada de los proyectos neoliberales[7] a las instituciones mexicanas dieron entrada al México contemporáneo hacia las rutas y vías del libre mercado, claro está, un libre mercado distinto, que en comparación con el de la experiencia de principios de siglo XX era exponencialmente acelerado. Velocidad provocada por el debilitamiento de las fronteras en sentido político, económico y social. Políticamente, el gobierno mexicano concedía al libre mercado espacio para articular la vida social; económicamente, la situación permitía a empresas extranjeras competir con los productores nacionales, pero con la gran diferencia de que el gobierno no fortalecía a éstos últimos para que se propicie una verdadera competencia y, socialmente, los procesos de migración hacia el norte acrecentaron seriamente acarreando problemas serios en cuanto al tema de la frontera norte, la relación con Estados Unidos resulta una puesta en escena donde los actores mexicanos son secundarios. Lo anterior, incluso, se inscribe en la agenda nacional como una problemática de urgencia, al igual que el narcotráfico y la corrupción.
La democracia incipiente, que paralelamente se empezó a desarrollar con los procesos de modificaciones estructurales, aparece como una ventana cerrada pero reconocida como el rumbo deseado. Anhelo que desde años anteriores fue ilusión de lucha social[8], encontrando en el año 2000 una trampa que sólo dio pie a una transición partidista. Pero la premisa anterior no se funda en el recelo de promesas malogradas e incluso inexistentes, sino que se justifica en modelos de vida social ni siquiera imaginados para la construcción de una verdadera democracia.
La estructura normativa para una democracia existe en el país, el problema radica en que no hay un reconocimiento de los elementos constitutivos de lo democrático. En las cúpulas políticas y empresariales no se tiene la mínima noción del sujeto activo capaz de responsabilizarse dentro del esquema del proyecto de democracia, y por otra parte, dichos grupos se niegan a consolidar las bases para un nuevo constructo político y social. No es solamente necesidad el construir moldes materiales, reconocidos como leyes, sino que la principal meta es elaborar nuevos imaginarios de lo social en el bagaje simbólico de los individuos.
Los grupos en el poder no han comprendido que la democracia es más que “procesos electorales”, más allá de las “fiestas de la democracia” del foxismo, no ha reflexionado sobre la verdadera posibilidad que se tiene en las manos. Sin duda, la oligarquía y los poderes fácticos están decididos a seguir soportando una armadura que proyecta la imagen de solidez institucional y por ende, un escenario democrático fortalecido. Evidencias nos sobran al recordar el proceso electoral 2006, donde medios de televisión, empresarios y gobierno federal se organizan para intervenir en el proceso de elecciones, pasando por encima del tan nombrado Estado de Derecho, al que se recurre con certeza en casos de riesgo político, es decir, en los momentos en que el estatus da señales de cambio.
Es pues, el tema de las ciudadanías un cero a la izquierda dentro del debate de lo social, si a caso, el mínimo debate se inscribe en la idea de sociedad civil donde esquemas burocratizados, que emanan de los modelos gubernamentales, marcan la pauta para la reflexión. Las organizaciones civiles han dado muestra de una cerrazón que les impide racionalizar el papel del sujeto en sociedad, más allá de construcción de enlace con el gobierno en sus tres dimensiones (federal, estatal y local), la debilidad se centra en la no imaginación de nuevas formas de interacción dentro del entorno social. Se limita al individuo a asistir a sus instancias para recibir ayuda en temas de salud y legalidad, bajo la categoría de asistencia pública. No existe la mínima provocación para (re)pensar al sujeto como constructor de la vida social, como equilibrio en el juego de lo político, y sobre todo, como pieza fundamental de la articulación de las localias, que a su vez ascenderían como detonadores de la actividad política del país.
La base de una ciudadanía pensada para construir y no para recibir se asienta en la organización de barrios, de comunidades, de universidades, entre otros espacios, con la certeza simbólica de construir imaginarios posibles de un bien común, negado históricamente por las estructuras de poder. Más allá de las ideologías, las agendas partidistas deben estar abiertas y sujetas al debate de lo político y lo social con los sujetos creadores de ciudadanía, lo debates con los grupos académicos y con las bases populares, es decir, toda una maquinaria embobinada para producir pensamientos críticos que fortalezcan los postulados de las políticas públicas. La búsqueda del bien común se nutre de la noción de igualdad y libertad, si la convicción de los grupos de poder es que la desigualdad es un estado natural del hombre, el debate esta truncado en una farsa epistemológica; dentro del debate político y social debe haber espacio para todos, de lo contrario, las posturas extremistas socavaran los intersticios por donde asoma la posibilidad del cambio social hacia un rumbo democrático.
Bibliografía
§ Appadurai, Arjun, La modernidad desbordada, dimensiones culturales de la globalización, Ed. Trilce, 2001.
§ Barbero, Jesús Martín, La comunicación: dentro de la modernidad, Revista Telos, número 36, 1994.
§ Giddens, Anthony, La tercera vía, la renovación de la socialdemocracia, Ed. Taurus, 2000.
§ Mattelart, Armand/Neveu, Eric, Introducción a los estudios culturales, Ed. Paidós, 2004.
§ Meyer, (*)…
§ Mouffe, Chantal, El retorno de lo político (Comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical), Ed. Paidós, 1999.
§ Thompson, John B., Los media y la modernidad, Ed. Paidós, 1998.
§ Wallerstein, Immanuel, Análisis de sistemas-mundo, Ed. Siglo XXI, 2005.
[1] Concepto del sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein en Análisis de sistemas-mundo, Ed. Siglo XXI, 2005.
[2] El retorno de lo político (Comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical), Chantal Mouffe, Ed. Paidós, 1999.
[3] Ibid.
[4] Ibid.
[5] Concepto teorizado por el sociólogo británico Anthony Giddens en su obra La Constitución de la Sociedad.
[6] Concepto teorizado por el sociólogo estadounidense John B. Thompson en Los media y la modernidad.
[7] Modelo político/económico establecido en el sexenio del ex presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) y fortalecido por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
[8] Nos referimos a las luchas sociales de finales de los sesentas y al tema de las guerrillas en la década de los setentas y mediados de los noventas.